Aléjate de la iglesia cristiana
- edgar mirones
- 11 oct 2020
- 3 Min. de lectura
El cristianismo odia el placer porque el goce nos hace disfrutar de nuestra vida. La iglesia nos necesita sufrientes, miserables, sino ya no les necesitaremos. Nos quieren meter en la cabeza que la única vía, verdad y camino es Jesús. Falso. Cristo no da vida, la quita y luego la promete con promesas falsas, con fantasías.
Los pobres de critierio se consideran inteligentes porque repiten versículos bíblicos. Poco se dan cuenta que la Biblia es un texto contra-humanista. El Luciferismo filosófico plantea el retorno al goce, al momento presente, al juego, a la dignidad.
Igual de detestable que la Iglesia católica es el evangelismo. Los evangélicos no hacen una santa inquisición porque no se lo permiten. Hoy en día, ser evangélico es más denigrante que ser católico. Proclamar que la evolución no existe o que se viene el fin del mundo es una declaración de pura ignorancia. Una persona profunda e inteligente no puede ser evangélico, es totalmente incompatible. El principal requisito para practicar el evangelismo es la carencia de criterio.
Ser dueños de nosotros mismos solo es posible sin dogmas, sin Iglesias. Orínate en ellas y abre las alas a tu mente, a tu ser. Dentro de ti está la verdadera luz, el verdadero guía. Viaja a tu interior. La iglesia busca que tengas un pensamiento colectivo. Que pienses y hagas lo que te dicen. Se han rotulado como portadores de una verdad revelada. No existe tal cosa como verdad rebelada, es una tontería. No hay verdades definitivas. Jehová no existe. Deja la Biblia a un lado. Si puedes, quémala. Y escucha lo que está en tu interior.
El cristianismo busca llenarte de culpa, de vergüenza con tu persona, te roba tu orgullo y tras dejarte débil, te promete consuelo a cambio de diezmos, de sumisión, de fantasías de cielos e infiernos. La verdadera espiritualidad se encuentra en el centro de tu pecho. Cierra tus ojos y siente tu energía vital. Allí está lo real.
Dentro de toda persona sabia hay fuego. Es el fuego de Lucifer, el fuego de Prometeo, el daemon de Sócrates. Lucifer no es un monstruo ni el amo del infierno, es un símbolo. El infierno no existe. Renuncia a Cristo y elígete a ti mismo. Siente el poder que está dentro de ti. Despierta del estupor que significa el cristianismo. Lucifer es el sabio que se desidentifica del vulgo, de la masa y se rebela de la ideología dominante.
La iglesia le teme al individuo, busca destruirlo. La mejor rebelión no es vestirte de negro y ponerte en el pecho una cruz invertida. Puedes hacerlo si deseas, pero no es verdaderamente rebelarte. El verdadero triunfo sobre la indolente cruz es volverte individuo. Pertenecerte a ti mismo. Sal de tu fantasía y ven al mundo real. Fortalécete, que el grupo ya no drene tu vitalidad.
Me es aterrador ver a una comunidad cristiana cantando alabanzas en grupo, con un pastor narcisista al frente. Me parece histeria colectiva, piara de cerdos, hipnosis grupal. El pastor es un domesticador de seres humanos. Mantente alejado de esos lugares. Aprende a meditar, a leer, a estudiar, abre tu mente. Aléjate de todo aquello que te robe de tu individualidad. Quien se busca a sí mismo encontrará la vida. Quien busque a Cristo perderá la vida en pro de promesas falsas y fantasías.
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